Cuando tenía 7 años, mi familia y yo nos fuimos de vacaciones a un pueblo, en allí alquilamos una casa en la que nos instalamos en lo que durase nuestra instancia. En la localidad hacia un calor tremendo, resultaba imposible dormir sin antes darse un baño de agua fría; por un lado estaba eso y por otro tener que sufrir el incordio de ser picado por los mosquitos, era imposible dormir así.
Una noche, me desperté y cuando observe la habitación, note la figura de una niña sentada frente a un sillón que estaba frente a mi cama, la silueta se podía distinguir claramente debido a que la luz de la luna iluminaba de manera tenue el área atravez de la ventana. Tan pronto la vi, me cubrí la cabeza con la sábana. No sé cómo, pero logré dormir esa noche. Para mí infortunio, esa no fue la última vez que vería esa figura, pues pude verla varias veces en el tiempo que estuve en aquella casa, siempre de la misma manera: la figura se hayaba sentada en aquel sillón en frente de mi la cama. A pesar de que yo le conté de esto a mi mamá, ella no me creía....
Pasaron los días y en una tarde en la que mi mamá y yo regresamos de dar un paseo por la localidad, al momento de ingresar a la casa, coincidimos con la vecina, mi madre y ella se presentaron y sostuvieron una larga conversación, entonces en un momento la vecina le hace el siguiente comentario: "¿a usted no le da miedo la casa?" mi mamá le respondió que "no, que el la casa le parecía agradable", a lo que la señora le contó que en la casa que nosotros alquilamos vivía una señora muy mala que vivía con sus nietos, hace ya más de 20 años y que murieron quemados cuando la casa se incendio debido a la explosión de uno de los alambiques que la señora tenía en su casa, también nos dijo que la señora logro salir de la casa, pero teniendo toda su piel carbonizada y que murió de inmediato, los nietos de esta mujer no pudieron salir y murieron dentro de la casa totalmente quemados. Cuando la vecina le contó a mi mamá el lugar donde habían sido encontrado los cuerpos calcinados de los niños, en especial cuando dijo que la niña había muerto en la habitación en la que yo estaba durmiendo, sentí una sensación de frío que recorrió desde mi cabeza hasta la punta de pies... Mi madre me miro con cara de "hijo, tenías razón".
Después de que nos contó eso la vecina, mi mamá también sintió miedo y no veía la hora de dejar la casa y regresar a Buenos Aires. Las noches siguientes a eso, yo dormía con mi mamá, ya que no tenía los cojones como para volver a dormir en la habitación donde habían encontrado el cadáver de esa niña.

“G.C.P.D”